Cuando hablo de producto de proximidad hago referencia a la distancia entre el punto de origen y el de consumo del producto; esto tiene mucho que ver con con la estacionalidad y la calidad,
en el sentido de poder consumir el producto fresco, de temporada, con las propiedades nutritivas y organolépticas más óptimas. Proximidad tiene también que ver con la facilidad a la hora de
informarnos del producto, su origen, como se ha cultivado, elaborado, su trazabilidad, etc., así como fortalece la creación de sinergias entre el productor y el consumidor.
Elegir un consumo de proximidad, supone consumir productos y servicios hechos en nuestro entorno territorial más próximo. De esta manera se ayuda a reforzar la economía local y a reducir el gasto
energético que produce el transporte de productos de un lugar a otro, sobre todo cuando las distancias son grandes, entre países o continentes.
Llevo unos años trabajando para que tomemos conciencia del canal directo de comercialización agroalimentaria, poner en valor los productos locales y ofrecer un servicio a los consumidores y
profesionales que, movidos por criterios de proximidad, consumo responsable y sostenible, busquen un acceso más directo a los alimentos cercanos y de calidad.
¿Que tal si nos ponemos como misión experimentar modelos de desarrollo local sostenible y equilibrado, a partir de la participación social en la gestión del territorio?
Estos son los beneficios que nos aportaría la compra de proximidad:
Ejercemos un consumo medioambiental más sostenible, al reducir los costes energéticos de transporte de los productos procedentes de otras zonas más alejadas.
Contribuimos al mantenimiento de pequeñas explotaciones familiares, agrarias y ganaderas, a la vez que evitamos el abandono de las zonas forestales.
Favorecemos la conservación de especias agroalimentarias autóctonas en peligro de desaparición.
Contribuimos al crecimiento y desarrollo de nuestro país.
Tenemos un conocimiento más directo de la procedencia de los productos, que nos permite consumir con garantías de seguridad y calidad mayores.
ARTE-GAIA EN ARTENARA, UNA OPCIÓN PARA LA COMPRA DE PROXIMIDAD.
Bienvenidos a Arte-Gaia, un referente de revalorización cultural y patrimonial en Artenara. Un espacio único donde se dan cita naturaleza, gastronomía, arte, cultura, turismo, artesanía...siempre desde la óptica de la dinamización local.
Arte-Gaia invita al visitante a detenerse, a escuchar, a observar. Olores, sabores y texturas de siempre, con el valor añadido del elaborado artesanal, hacen de esta Tienda-Cueva lugar de referencia y visita obligada en el municipio de Artenara. Otro de los objetivos es facilitar formas de encuentro innovadoras e integradoras en un entorno natural incomparable, reconocido como Reserva de la Biosfera.
Estamos hablando de una filosofía “Slow”. La "Vida Slow" es un cambio cultural hacia la desaceleración de nuestra forma de vida y hacia un mayor disfrute de la misma, basándose en una vuelta hacia la revalorización de los afectos, la realización de actividades placenteras y en comer saludablemente. Consiste en un cambio en nuestra actitud ante la vida, relacionado con la desaceleración en la forma de comer, de trabajar, un mayor espacio para el ocio, el relax, los hobbies y las relaciones afectivas. Tomar en forma consciente el control de nuestro tiempo en lugar de vivir bajo la tiranía del mismo, encontrando un equilibrio entre nuestras obligaciones (laborales, académica) y la tranquilidad de gozar estando en familia, de una caminata, una puesta de sol o un tiempo de reflexión.
Y dentro de este enfoque, Arte-Gaia se reconoce y encuentra su razón de ser en la filosofía “Slow Food”. Comprar y comer lo que da la comarca ya se hacía antes, solo que ahora recibe este término. Un movimiento convertido en una asociación global que defiende la cocina de proximidad o localista. Se trata de una tendencia global al tiempo que antiglobalizadora que rescata platos e ingredientes en peligro de extinción. Slow Food fue fundado en Italia en 1986 por Carlo Petrini. Él es el impulsor del manifiesto de Kilómetro 0, la hoja de ruta de esta vuelta a la gastronomía local. "Km 0", afirma la vicepresidenta de la asociación Slow Food en España, Rosa Tovar, "quiere concienciar a la gente de que antes de comprar productos que vienen de países remotos hay que procurarse ingredientes de los lugares más cercanos o, cuanto menos, buscar los productos de temporada, adaptando así nuestra vida y nuestra cocina al paso de las estaciones del año". Tovar acepta que supone un esfuerzo en tiempo, dinero y trabajo, "pero merece la pena. Es lo más lógico y natural para potenciar la producción de los alimentos excepcionales de cada región. Se trata de conservar el trabajo de los productores, artesanos y distribuidores locales. Es un intento de devolver a la vida y a la comida su parte más humana"
"Entendemos –afirma la chef María Solivellas- la estrecha conexión del alimento con el medio, la biodiversidad, la cultura, la salud y lo social, el placer de comer con responsabilidad”. “Del campo y de la granja, directamente al fuego; es también una manera de reivindicar la antiglobalización en la cocina y explotar el producto de la zona", sostienen Clara Isamat y Antonia Quiñones, conocidas Chefs.
Jordi Garrido, uno de los restauradores que suscribe el manifiesto “Km 0”, se complace en reconocer las consecuencias positivas que puede alcanzar esta corriente: "Estamos comprometidos con la reconstrucción de nuestros paisajes y satisfechos de ver resurgir la comarca de sus raíces a través de todos los implicados en nuestro proyecto. Con nuestro granito de arena estamos contribuyendo a un mundo más justo y mejor",
Según el estatuto de Slow Food, los objetivos que se persiguen son:
a) Otorgar dignidad cultural a las temáticas relacionadas con la comida y la alimentación.
B) Individualizar los productos alimenticios y las modalidades de producción ligados a un territorio, en una óptica de salvaguardia de la biodiversidad, promoviendo su categorización y protección en tanto que bienes culturales.
c) Elevar la cultura alimentaria de la ciudadanía y, en particular, de las generaciones más jóvenes, con el objetivo de lograr la plena conciencia del derecho al placer y al gusto.
d) Promover la práctica de una calidad de vida distinta, basada en el respeto al ritmo y tiempo naturales, al ambiente y la salud de los consumidores, favoreciendo la fruición de aquellos productos que representen la máxima expresión cualitativa.
El visitante que llega a Arte-Gaia encontrará productos locales elaborados de manera artesanal: quesos de la cumbre, papas, vinos, hortalizas, mieles, aceites, mermeladas, artesanía, tejidos hechos a mano…Todo un abanico de productos con una historia detrás y un objetivo definido: la creación de tejido social y la recuperación de prácticas y formas de vida tradicionales que aporten calidad no sólo desde la óptica de la gastronomía o el arte en sus múltiples manifestaciones, sino que nos otorguen también ese plus de crecimiento personal, recuperando la sabiduría y el buen hacer de las generaciones que nos precedieron. Un bagaje que no debemos perder para seguir conservando nuestra identidad. Esta fusión entre naturaleza, sector primario y turismo debe ser nuestra carta de presentación para quienes nos visitan, y la apuesta firme de cara al futuro.
Como valor añadido, desde Arte-Gaia se organizan diferentes eventos a lo largo del año, adaptados a cada fase estacional, donde la naturaleza y su conocimiento es el eje para la integración entre individuo y paisaje. Una experiencia sensorial recomendable para hacer un alto en el camino y plantearse nuevas formas de interacción con el entorno y el ritmo que marca nuestras vidas.
Visita Arte-Gaia, una celebración para los sentidos.
Juanate Gil Falcón